El cabeza de familia lucía orgulloso una camiseta del Real Madrid, oficial por supuesto. Su encantadora señora, sin tener puesta la camiseta como su marido, lucía el escudo igual de orgullosa, madridista. Dos avispados niños, sus vástagos, les acompañaban en la mesa:
A ver si ganamos hoy -le digo.
Está jodido, a ver..., pero yo gano siempre, uno de mis hijos es del Barca -me contestó.
¿Qué tío, cuñado o padrino graciosillo es el culpable? -pregunté intrigado.
Messi es el culpable -me espetó resignado- Nada pudimos hacer.
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