20 AÑOS NO ES NADA.

El Cádiz se jugaba su permanencia en 1ª división, una vez más, en la promoción, promoción que se sacó de la chistera Don Manuel Irigoyen. Esta vez tocó el Figueras de Lobo Carrasco que tras su periplo por la liga francesa apuraba su último año de fútbol en este club que podía hacer historia si conseguía el ascenso.

Mi padre, sobra decirlo, vio los dos partidos allí mismo dónde sigue viéndolos ahora y yo con apenas 16 años andaba por allí más pendiente de otras cosas que del fútbol pero consciente de lo que se jugaba el Cádiz y de quién jugaba en el Cádiz, Faly Bénitez, chiclanero por los cuatro costados.

Corría el minuto 75 de partido y el Cádiz ganaba 1-0, poca renta para el juego desplegado, un balón colgado al área sin aparente peligro. Aparece la figura enclenque de un joven chiclanero elevándose por encima de todos para rematar de cabeza como los grandes. El balón se cuela por la misma escuadra y Toni no puede hacer nada. Mi padre disfrutó mucho y soltó esos gipíos tan suyos de pura emoción.

Y en la vuelta, justo antes del pitido final, recogió un balón dividido y se fue de aventura. Una aventura maravillosa conducida con la diestra y finalizada, sutilmente, con la izquierda. "Tenemos futbolista de primera" creí escuchar a mi padre.