ESE PORTUGUÉS.

Sin lugar a dudas esta derrota culé es una importantísima victoria madridista. Se salva el madridismo de la más que probable consecución de la champions en el Bernabeu por parte del Barca, y anímicamente recibe el equipo de Guardiola un duro mazazo del que deben recuperarse antes de ya. La liga cobra todavía más interés si cabe.

Del partido destacar varias cosas. Nos guste más, menos o nada los planteamientos defensivos, es de justicia valorar el trabajo milimétrico y perfecto de los jugadores interistas, y el esfuerzo sobrehumano al estar tantos minutos con diez hombres sobre el campo. Por el otro bando recalcar lo contrario. La paciencia sin límites de este ofensivo Barca, el incansable intercambio de posiciones y la absoluta convicción en sus posibilidades hasta el pitido final. Es digno de admiración el espíritu de este equipo.

Cada uno mostró sus armas, y cierto es que la expulsión mermó a los italianos y al espectáculo, tampoco el Inter dio muestra alguna de peligro mientras estuvo con once. Más opciones hubiera tenido, pero una vez más, Busquets se encargó de engañar al trencilla de turno, y hacernos hablar de suposiciones. Y el partido fue transcurriendo así, muy lento para interístas y madridístas e imagino que muy rápido para los culés. Absoluto dominio de posesión y de control del juego catalán, pero muy pocas ocasiones de gol, y es que el entramado defensivo era un problema matemático de difícil solución hasta para las mentes maravillosas. Messi encontró un hueco pero Julio Cesar también jugó esta noche. Piqué puso la emoción con un golazo -en claro fuera de juego-, pero esta vez no apareció Iniesta y no hubo explosión de júbilo. La hubo, pero italiana, encabezada por ese portugués al que Víctor intentó placar una vez acabado el encuentro.

Lo más negativo de esta eliminatoria es que Mou, algún día, entrenará al Real Madrid, y no me gustaría nada ver a mi equipo con el culo en la grada.