UN DÍA.

Hoy será un día largo y extraño, como todos los días de clásico. Por momentos parecerá un sábado más, porque realmente lo es, pero en muchas ocasiones del día alguien se encargará, con mejores o peores intenciones, de recordarte el duelo de esta noche. Y en otras ocasiones, en las que por algún extraño motivo la tele no te hable del partido, tu cuñado este ocupado y la radio este apagada, serás tú mismo el que divagues sobre el hermoso enfrentamiento que nos espera a las 22:00.
Alineaciones, bajas, jugadores, aficiones, entrenadores, presidentes... todo llevará repaso en este sábado de abril. También tendrá cabida en nuestro día la memoria. Esta ocupará un lugar importante, y cada uno recordaremos nuestros capítulos favoritos con final feliz, casi siempre más bellos y espectaculares de lo que realmente fueron.
Y entre recuerdos y futuribles irá caminando el día, despacio pero sin pausa, hasta llevarnos sin prisa a la hora esperada. Y será entonces cuando el reloj cambiará su ritmo. Su marcha cansina de fondista veterano se transformará, de golpe y porrazo, en la eléctrica zancada de un joven velocista, y casi antes de sentarte habrá terminado el encuentro.
¡Suerte!