PAUSE.

En el mismo encuentro en el que Robinho nos mostró "el helicóptero", otro compañero suyo, Neymar, marcó el segundo gol del Santos. Rafa Vallina nos advirtió sobre una posible polémica por la ejecución del mismo. Neymar se disponía a ejecutar una pena máxima, y el portero rival se disponía, también, a pararla. La suerte fue muy diferente para uno y otro. El fino ariete del Santos tomó carrerilla, más de lo habitual, y milésimas de segundo antes de golpear el esférico se quedó inmóvil, paralizado, como si algún espectador hubiera usado un mando a distancia y hubiera apretado el botón de pause. Pero el portero no respondió al mando del aficionado, estaría fuera del alcance, o el aparato en cuestión iba justo de pilas. Resultado final tras pulsar play, guardameta en el suelo y Neymar golpeando al fondo de las mallas. ¿Dónde está el problema?.
Comenta Kaka, resentido porque fue su equipo el que perdió frente al Santos, que la paradinha beneficia al atacante, y que el portero no tiene ventaja. En un penalty no exite ninguna ventaja para el guardameta, se lance como se quiera lanzar. Sin embargo lanzar un penalty con paradinha, como el de Neymar, tiene más inconvenientes que ventajas. Si el portero no pica el anzuelo, el delantero se queda sin recorrido para golpear el balón, además de sin ideas, y la cagada suele ser de madre que en gloria estés.
Aplaudo a Neymar, lo seguiré, y abucheo a Kaká, espero que sea la última vez que tenga que abuchearlo, porque no es la primera -y ahora hablaba de su rendimiento en el campo-. Siempre Kaká.