LA BURRA Y EL BURRO.

Ayer noche no paría la burra. Me costó encauzar el artículo y lo empecé de nuevo en dos ocasiones. Poco a poco fue tomando forma, pero cuando tocó buscarle su fotito para ponerlo guapo y colgarlo, no hubo manera. Ni foto, ni articulo, un mojón pá mi, Internet se puso guasona. Pero bueno, me disculpo ante nuestros más madrugadores lectores, que por otro lado son los más exigentes, y raudo me pongo a solucionarlo, más o menos decía lo siguiente:
Reflexionaba yo sobre dos temas que me han llamado la atención por encima del resto, en esta amalgama de polémicas estériles, debates sin interés, y análisis desacertados que ha conllevado la dolorosa derrota blanca. Os comento uno de ellos y el otro me lo guardo en la cartera, para cuando las ideas me huyen.
Y es que hasta ayer no era del todo consciente del daño que Florentino Pérez y su política de fichajes han causado al Real Madrid. Todo aficionado al fútbol no simpatizante del Real Madrid ha pasado, de golpe y porrazo, a ser antimadridista, y ayer aprovechaba para soltar por la boca perlas de este tipo: “son unos chulos”, “se lo tienen bien merecidos, por prepotentes”, “la soberbia los ha matado”, y un largo etcétera de improperios que casi siempre iban dirigidos a los jugadores. Y creo yo, que los futbolistas no han pecado de soberbia en ningún momento de la temporada, es más creo que han tenido un ejemplar comportamiento. Han sido el presidente y sus secuaces los que han envenenado la opinión del respetable, transformando la admiración que se le tenía al Real Madrid, en el odio más exacerbado. Y mira tú por donde son ellos, presidente y cía los que salen indemnes de esta delicada situación.